sábado, agosto 16, 2008

Barcino

La útima aventura de los personajes creados por el genial Woody Allen pasa principalmente en Barcelona y con pasajes en Oviedo y Avilés. Anoche Verónica y yo, "solteras" como estabamos ya que nuestros maridos estaban de viaje de trabajo, fuimos a disfrutar de una cena tailandesa y de Vicky Cristina Barcelona. Aunque, en mi humilde opinión, en las ultimas peliculas del señor Allen los dialogos han disminuido en perspicacia e ingenio ( Deconstructing Harry fué para mi la culminación de dicho talento del director americano y desde entonces lo visual tiene mucho más peso), Vicky Cristina Barcelona posee una belleza teñida de un cálido amarillo que pocos saben captar. Allen tiene un sexto sentido para encontrar esos lugares escondidos y mágicos de las ciudades en las que filma sus películas y en esta ocasión no fue menos. La pasión y el drama se mezclan con cierto humor en esta história donde el protagonista masculino es una artista. El personaje es sumamente estereotipado y quizás es ahí donde yo encontré el humor en la história al verme reflejada en muchas de sus neurosis. Y por cierto, los cuadros que aparecen a lo lorgao de la película son el trabajo del artista catalán Agustí Piug.
A lo visual de la película se le añade otro talento de Allen, el elegir melodias que no solo acompañan la acción pero que crean atmosfera. Esta vez Allen ha embarcado el acompañamiento de Paco de Lucía, Juan Serrano, Emilio de Benito, y de los geniales Giulia y los Tellarini.

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